Pajaritas de colores
Hace mucho tiempo, en un lejano país
situado a la izquierda del horizonte, en una isla llena de árboles y arroyos
vivían las pajaritas alegres y contentas.
En ella crecían los pomotos, arbustos de
hojas lobuladas y frutos de colores que eran el alimento preferido de las
pajaritas.
Había pomotas rojas, amarillas y azules.
Las pajaritas se volvían del color de la fruta que comían. Al engullir las pomotas su jugo se repartía por todo el cuerpo adquiriendo ese color. Pues por ser de papel no tenían estómago que retuviera el alimento.
Había pomotas rojas, amarillas y azules.
Las pajaritas se volvían del color de la fruta que comían. Al engullir las pomotas su jugo se repartía por todo el cuerpo adquiriendo ese color. Pues por ser de papel no tenían estómago que retuviera el alimento.
El color lo perdían por la noche cuando la
blanca luna las bañaba con su reflejo.
Por ello todos los amaneceres se
despertaban blancas.
Blancas
y hambrientas.
Y dando saltitos como los
gorriones se iban presurosas a desayunar.
Las que comían pomotas rojas
se iban sonrosando, adquiriendo más fuerza en su color dependiendo de la
cantidad que engulleran.
Las que comían pomotas
amarillas se ponían amarillas.
Las que preferían las
pomotas azules se iban coloreando de azul.
De esta forma, después del
desayuno eran todo colorido.
Si comían un menú variado
sus colores también variaban.
Así si comían pomotas rojas
y amarillas se volvían naranjas.
Si comían pomotas amarillas
y azules se volvían verdes.
Las que comían pomotas
azules y rojas se volvían violetas.
Y las glotonas que comían
rojas, amarillas y azules se volvían negras, se solían poner muy malitas y el
día siguiente lo pasaban de blanco pues no las apetecía comer.
Este cuento lo escribí en 1987
para explicar la teoría del color a mi pequeña Emma, las ilustraciones
realizadas a gouache y tinta china, sobre papel Basic de 29,5 x 42 cm, las
realicé en los dos años siguientes.
Aún no ha sido editado.
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